Escuchas “Te quiero”. Has aceptado lo que no puedes cambiar, pero cambiado lo que no puedes aceptar.
No te quejas demasiado, sino que te enfocas en encontrar soluciones.
No culpas a tus padres, y los aceptas por quienes fueron.
Te ha dejado de importar lo que los otros piensen de ti.
Estás feliz cuando tus ex’s siguen adelante.
Porque ahora tienes a la rubia bucólica sentada frente a ti. Tú retiras la silla donde estás sentado alejándote de ella, poniendo la distancia precisa entre ambos para hacer que te desee más, la rubia se apoya en la mesa y escucha embelesada, asintiendo constantemente, con cara de no entender nada, pero entregada, cree que la hará ganar puntos, aunque sabe que no los necesita, confía en si misma, sabe que nadie se le resiste. Mientras tú prosigues contándole con detalle todo lo que hiciste hoy. Cruzas las piernas y apoyas interesante tu codo en el brazo de la silla, bebes despacio tragos cortos de tu copa de vino, mientras la rubia bebe varios tragos de su cerveza hasta vaciar el vaso, se acerca más a ti ya esta casi echada en la mesa, sus manos rozan el extremo opuesto de la mesa en un intento de tocarte, rozarte, tú en cambio, bebes un trago de tu copa de vino, la dejas en la mesa suavemente cerca de sus manos, sin rozarla.
Transmites la imagen de un hombre maduro, libre, independiente, confiado en tu fuerza. Dominas bien el juego y las relaciones sexuales de poder, desvalorizas la sensibilidad y los sentimientos.
Pones fuera de juego los contenidos de las obras morales, las emociones y los deseos.
“En el reino de los objetivos todo tiene un precio o una dignidad". Lo que tiene un precio se puede sustituir con algo equivalente.
La rubia acepta de buena gana tus ocurrencias ingeniosas sobre el sexo femenino, porque sabe que no tiene que tomarlas en serio.
Porque ahora tienes a la rubia bucólica sentada frente a ti. Tú retiras la silla donde estás sentado alejándote de ella, poniendo la distancia precisa entre ambos para hacer que te desee más, la rubia se apoya en la mesa y escucha embelesada, asintiendo constantemente, con cara de no entender nada, pero entregada, cree que la hará ganar puntos, aunque sabe que no los necesita, confía en si misma, sabe que nadie se le resiste. Mientras tú prosigues contándole con detalle todo lo que hiciste hoy. Cruzas las piernas y apoyas interesante tu codo en el brazo de la silla, bebes despacio tragos cortos de tu copa de vino, mientras la rubia bebe varios tragos de su cerveza hasta vaciar el vaso, se acerca más a ti ya esta casi echada en la mesa, sus manos rozan el extremo opuesto de la mesa en un intento de tocarte, rozarte, tú en cambio, bebes un trago de tu copa de vino, la dejas en la mesa suavemente cerca de sus manos, sin rozarla.
Transmites la imagen de un hombre maduro, libre, independiente, confiado en tu fuerza. Dominas bien el juego y las relaciones sexuales de poder, desvalorizas la sensibilidad y los sentimientos.
Pones fuera de juego los contenidos de las obras morales, las emociones y los deseos.
“En el reino de los objetivos todo tiene un precio o una dignidad". Lo que tiene un precio se puede sustituir con algo equivalente.
La rubia acepta de buena gana tus ocurrencias ingeniosas sobre el sexo femenino, porque sabe que no tiene que tomarlas en serio.
Mientras “te gustas a ti mismo, la rubia hace de sí misma un objeto de gusto para los demás”.
Ella debe ser paciente, tú eres tolerante; ella sensible, tú sentimental.
La desigualdad dentro de la igualdad. La unión sexual, no basta “la asociación voluntaria de dos”, “la desigualdad de las pretensiones de ambos”, hace falta que una de las partes “se someta a la otra”. Inútil decir cuál.
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