viernes, 16 de enero de 2015

Fuera de lugar

El tipo de vida que he llevado, sin templo, sin sacerdote, sin culto.
Pasan los años las cosas se interponen y ahora está en otra parte.
  Tiene que estar. Tiene que convertirse en tu corazón, en tu respiración. Tiene que convertirse en tu ritmo interior.
 Como todo el mundo está esperando, nadie sabe exactamente qué. Todo el mundo está esperando con la ilusión de que algo va a suceder. Hoy no ha sucedido, mañana va a suceder. La vida se hará intolerable, imposible, si no hay nada que esperar.
Alguien espera dinero, alguien espera poder,  alguien espera la iluminación y alguien espera alguna otra cosa, pero todo el mundo está esperando, y la gente que espera es la gente que no acierta, están allí sólo para esperar. Mientras tanto intentan pasar el tiempo con pequeñas conversaciones y discusiones sin importancia…

Así es tu vida: uno se entretiene mientras tanto con las pequeñas cosas. Lo grandioso va a pasar mañana “nada que hacer” es el refrán que resuena una y otra vez…  Ellos dicen una y otra vez: “no hay nada que hacer” y luego se consuelan.
 “Pero mañana él va a venir”. En realidad, él nunca ha prometido nada, nunca lo he conocido: es una invención. Uno tiene que inventar. Ante la desdicha uno tiene que inventar el mañana y aferrarse a algo. Tus dioses, tus cielos, tus paraísos: todo es invención.
Pensando y pensando y no será más que invención, una pura invención  para ocultar la propia estupidez. Y así puedes seguir y seguir, un sueño puede dar lugar a otro, y ese otro sueño puede llevarte a otro… sueños dentro de sueños dentro de sueños.
El pensamiento es un sueño con palabras; el sueño es un pensamiento con imágenes. las imágenes han sido reemplazadas por palabras.
Algunas veces la infelicidad es tan grande que se hace insoportable. 
Algunas veces es soportable, controlable, la puedes tolerar. 
Pasas de menos infelicidad a más infelicidad, de más infelicidad a menos infelicidad, pero no sabes lo que es la felicidad.
La felicidad esta en reducir la necesidad.
Crear islas de placer, percibir el cuerpo del otro como continuación sensible de mi cuerpo, la compasión, la conciencia de que tu placer es mi placer y que tu sufrimiento es mi sufrimiento.
La violencia entra en cada espacio de mi existencia, la piedad ha muerto porque no somos capaces de empatía, es decir, de una comprensión erótica del otro.

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