jueves, 15 de enero de 2015

Hacía la mitad

Me basta querer para encontrar la dirección ¿una mera ilusión?
Soy un simulacro, diferencia de la diferencia totalmente desechada, todo sucede como un juego de potencia entre potencias donde lo que realmente se desecha es la transcendencia.
Hacía la mitad sin principio ni fin, en una bifurcación repleta de grietas.
El acuerdo de turno esconde que la verdad nunca tuvo lugar.
El estímulo es la fuerza peligrosa que no me deja conforme con las cosas y lleva a revelarme buscando nuevos sentidos.
La imagen virtual (recuerdo puro) existe fuera de la conciencia, donde va a buscar las imágenes, recuerdo que ella evoca según mi estado.
El plano de lo más intimo es el afuera absoluto, el tiempo que no excluye el antes y el después, sino que los superpone en orden.
Tan sólo pido un poco de orden para protegerme del caos, que mis ideas se encadenen con un mínimo de reglas constantes, que impida a mis fantasías caer en el delirio o la locura y recorrer el universo en un instante, engendrando caballos alados y dragones de fuego.
Mi esencia es el enfrentamiento de mi propia imposibilidad.





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