miércoles, 9 de marzo de 2016

Despacio y hacia abajo



¿Recuerdas comó nos fascinó aquel sol y las sombras que creaba?

Te quiero. Y tardaré un tiempo en dejar de hacerlo. En cuanto se me acabe el odio.

No encontraba el teléfono y recuerdo haber tropezado con algo mientras lo buscaba entre aquel montón de ropa tirada en el suelo, estaba enferma y muerta de frío. La fiebre me había hecho pensar en cosas terribles. Tenía la esperanza de que fuese él el que llamara, pero cuando oí su voz al otro lado de la línea pensé que debía estar delirando a causa de la gripe salvaje que había llegado a mi vida para hacérmela aún más difícil.

Tardé un buen rato en darme cuenta de que la cosa iba en serio; de que era él el que había llamado para decirme que quería verme.¿Por qué cojones quería verme?

Se había largado de mi vida y me había dicho cosas impensables tan sólo dos meses atrás. Impensables para los dos, quiero creer.

Así que le dije que viniese, pero que estaba enferma; que podía resultar cualquier cosa de ese encuentro, pero que trataría de escucharlo por los viejos tiempos y que apartaría el odio y el amor para que todo fuese sobre ruedas.

Le abrí el portal y la puerta de la casa y me volví a la cama. Arropada hasta el cuello no podía dejar de mirar a la puerta de la habitación esperando verlo aparecer. Lo que vino después quedo envuelto en sudor y temblores; ganas de vomitar y rabia. Como una pesadilla llena de placer y dolor.

Entró sin decir nada, me destapó, me bajó el pantalón del pijama, las bragas y me hizo sexo oral hasta que perdí el conocimiento.

Me desperté ocho horas después, a las cuatro de la mañana, aterida de frío. Estaba destapada y había una sutil corriente que venía del pasillo.

Me levanté a duras penas y cerré la puerta de casa.

Escucho a Nick Drake y estoy en aquellas vías de tren, con aquel sol cabrón tan hermoso, escucho a Drake y huelo a él.

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