domingo, 13 de septiembre de 2015

Como rezar para obtener resultados



No podías aguantar un día sin películas del oeste, pero mientras estabas viéndolas te morías de ganas que acabara aquella pantomima amañada. Cuando acabó la película llovía, en la alcantarilla mojado había un periódico con tu cara desintegrándose en el agua.

Querías de una forma más especial a las personas que no te habías tirado. Nunca te prometían nada, pero cada instante era una promesa apunto de pronunciarse.

Sininatra y Lady Day, tu vida una canción apunto de acabarse.

Tras dos días de borrachera aparecías tirado en la acera.

Te lo habías buscado tú mismo, por haber dejado que te llavaran a aquel lugar donde habías estado tantas veces.

Ahora cuando tocabas los enterados decían que te arrastrabas detrás de ti mismo, que eras una triste imitación de otros que tocaban como tú y ahora te expulsaban de tu propia vida porque no sonabas como tú mismo.

No te emborrachabas, te desquiciabas.

Las melodías se desintegraban a la mitad, cada cinco notas, un fallo, mientras tocabas fragmentos y piezas de cualquier canción que se te pasara por la cabeza hasta que la olvidabas y jugueteabas con cualquier otra cosa. Matorrales de notas equivocadas.

Te tumbaste en el colchón que formaba la hierba mirando las luces de los edificios, irías al principio de todo, antes de que existiera el viento.

Cuando la música era el latido del corazón.

Al salir del psiquiátrico, te fijaste en el crujido de la gravilla bajo tus pies.

Un fotógrafo te inmortalizó de pie junto a tu representante.

Entonces ya ni tenía sentido tocar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario