jueves, 25 de junio de 2015

¿Acaso importa?



La mujer más sola del mundo en la habitación más iluminada.

Tan pequeña y tan callada y al mismo tiempo me sentía como el corazón frío de la casa, como si aún lo sostuviera.

Me había convencido de que hasta a la gente más retorcida había que darle una oportunidad, porque la gente es como estrellas muertas; lo que nos llega de ellas es distinto, algo que ha desaparecido o cambiado, un segundo después de la luz.

Él era un ex_amante al que quería pero a quien no había prorrogado el ultimátum.

Podía sufrir, pero sufrir no es mi estado civil, y a aquel hombre ya lo tenían escriturado.

Lo habían visto en el parking quien sabe a donde iría, caminaba de lado a lado. Después lo vimos cuando entrabamos en el "Metamorfosis".

Sonreía con patetismo. Sonrisa de Nunca te dejaré de querer pero tengo mi palabra empeñada. Era guapo y un pobre diablo más, apoyado en la barra, utilizaba la historia de su accidente para ligarse a una mujer. No estaba abriendo su corazón estaba repitiendo las partes dramáticas para desabrocharle la blusa. Sacó una tarjeta de presentación en la que ostentaba un título que nunca había obtenido y dijo Por si alguna vez te sirvo de utilidad.

No sabemos cuanto nos odiamos hasta que tenemos que aguantarnos unos a otros en un mismo cuarto.

Los hombres pueden cogerse a una silla aunque sea de tres patas, pero las mujeres que se cogen a un cabrón no es porque quieran cogerse a lo que sea, sino porque una sabe que eso es como empieza, hay más.

Lloraría si tuviera la menor puta idea de cómo hacerlo

Dejé caer la mirada en el coche inmensamente derrotada.

No sobresalía en nada solo en salvar a la gente de sus promesas.

Seguimos solos no hay a quien pedirle direcciones equivocadas.

Era algo duro pero sin forma ese silencio, ¿Cómo describir lo que no está ahí?

¿Qué nombre se le da a lo que no existe y que precisamente por eso existe?

Capos de capos, los que habían inventado el cero, le habían dado nombre a aquello y hasta lo habían metido en una fila de números, pero cada tanto tiempo el cero se levantaba y se lo tragaba todo.

Vamonos ya, que cada quien se lave las entrañas como pueda.









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