domingo, 14 de junio de 2015

Todo era una ilusión



La forma que tenía de decir las cosas, de jugar a ser duro, de hartarse de la gente de aborrecerla. Esa manera de hacer las cosas con magia, las cosas que todo el mundo hace, pero llenando el espacio con cada gesto. Todo pura ilusión.

Su voz era una ilusión, y sus ojos y su pelo alborotado. Pura ilusión. La creé yo esa ilusión.

Viendo magia en los gestos, llenando el espacio con ellos, con sus palabras, con sus desaires, con su forma de sentarse, de caminar.

Cuando caminaba abría zanjas. Cuando hablaba abría zanjas y siempre miraba al frente y sonreía cerrando los ojos. Creo que eso fue lo que me perdió.

Y yo daba gracias a la naturaleza por dejarme estar allí, ocupando aquel espacio, con mi presencia.

Cuánto espacio hay ahora entre nosotros, quién es capaz de ver magia en tú forma de tomar café o en la frialdad de tus miradas, quién es capaz de ver magia a la forma pausada con la que me hablabas, borde, seco, cortante.

A mi manera, también yo he abierto una zanja.

Ya no hay andamios para mi.

Y si esperas algo más, es que te has equivocado de canción.







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