jueves, 18 de junio de 2015

La gente no es como yo



Tampoco quería ir a aquella discoteca, nunca me han gustado. No escucharas a Paul Weller en una de ellas. Poco más puedo decir al respecto.

Pero fui a acompañar a una amiga que lo estaba pasando mal. A los diez minutos la había perdido de vista, eso significaba que estaba en el baño. Yo no necesitaba ir al baño. Así que allí estaba yo, sola, apoyada en la barra, intentando que alguien me sirviera una copa, ensimismada, mirando a la nada. Y la nada resultó ser ese chico. Supongo que pensó lo que se piensa cuando álguien te mira fijamente, eso es algo que no me gusta de las discotecas su obviedad. El chico se acercó y empezó la conversación, me preguntó dos o tres cosas acerca de mí, traté de ser divertida y mimetizarme con el ambiente. Fuimos a mi casa, nos besamos en el taxi, en la escalera, en la entrada, en la cocina, en el dormitorio mientras me aplastaba contra el armario. Pero antes de que me desnudara me acordé de mi amiga y recordé porque había ido a aquella discoteca. Porque se había empeñado en salir a ligar a follar con alguien, con cualquiera que le hiciese caso. Recordé que llevaba tres meses emborrachándose, tres meses de llamadas telefónicas a las 3 de la mañana. Tres meses de justificaciones, odio, dolor y estupidez desenfrenada. No es que no me preocupara mi amiga. No quería que acabase como yo, no quería que llegase a ese punto en el que te olvidas de tu amiga y te vas con el primero que te hace caso, cuando en realidad lo que te preocupa es ella. Pero ella no eres tú, así que está ese momento en que solo quieres desaparecer.

Saco al chico de mi casa y paro un taxi. Él chico me llama de todo, calienta pollas, puta ha sonado por toda la calle y el taxista que me lleva de nuevo a la discoteca no ha parado de sonreír en todo el trayecto. No me costó dar con mi amiga, estaba sentada en un bordillo de la acera, a su lado un vaso de plástico lleno de vodka con naranja. La gente no es como yo...repite. Y luego vemos amanecer, la llevo a casa, la meto en la cama y la arropo, luego me quedo sentada en la habitación mientras duerme, preguntándome que coño le pasa a la gente; cuanto tiempo durara nuestra amistad; como le gustara a mi amiga el café por las mañanas.















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