sábado, 25 de abril de 2015

Cómo perdí mi baza con la muerte



Esa noche no había estrellas en el cielo.
El cartel decía ABIERTO DIA Y NOCHE.
Cuando se apagaron las luces, me erguí y senté al borde de mi asiento, al verle creí que se me rasgaba el corazón. Inclinada hacía adelante el silencio se rompió cuando empezaron a aplaudir.
Tenía una espalda perfecta cubierta de tatuajes, entre los omoplatos una sola palabra PENA.
Aquella palabra quedó suspendida en mis labios sentada en la oscuridad de la sala.
Luego me hundí en mi asiento, mientras otros pasaban por encima para salir, no me moví de la butaca, me despertó el silencio.
La vida hasta entonces consistía en tumbarse en la cama de noche, las estrellas formaban dibujos que parecían girar y perseguirme como un remolino de polvo.
Cuando se dispone de silencio y tiempo se empieza a pensar que todo es posible, o que nada lo es.

Él recorría los garitos en busca de chicas, antes de la hora del cierre, solía quedarse fuera fumando y luego se iba al siguiente tugurio.
Nada podía ocultar que ya no ponía corazón en lo que hacía.
No hablaba mucho pero un día lo hizo y me regaló una expresión <<De mal en peor>>.
A veces un sentimiento le acecha a uno como un mal olor y después sabes que está mejor fuera que dentro.

Crees que puedes conocer a la gente a primera vista, pero no, solo estoy de paso, tan solo soy otra mujer con una mala racha.
No perdí un instante, le desnudé y recorrí con los dedos sus dibujos tatuados, sobre los hombros hasta el nacimiento de su columna, y todo se deslizó hasta donde se perdía la espalda y se expanden las caderas.
Y al final : PENA.

Seguí allí con el corazón acelerado.
Te he escuchado como quien escucha una canción y supe que sonaba para mi.
¿Cómo podemos encajar en un universo regido por atracciones y fuerzas perfectas?
Pensé que cualquier cosa que tú amaras o extrañaras me serviría para encontrarte.
Pero solo son sueños, ¿verdad?

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