sábado, 3 de octubre de 2015

Las tiendas de discos no son para mujeres



Las tiendas de discos son la cabaña en el árbol con un letrero que reza

<< Chicas no >> el equivalente para jovenes, que aman la música del salón de fumadores de caballeros. En mi fantasía más paranoíde cuando abro la puerta, deja de oirse la música, y todos vuelven la cabeza como en un bar del Lejano Oeste cuando entra un forastero.

Que pare la música sólo es una coincidencia: se ha acabado el disco pero que todos giren la cabeza, no.

Resulta que han pasado un montón de cosas desde que los Beatles se separaron.

He decidido empezar a ser yo. No tengo ni idea de en qué consiste. Todavía no puedo expresar en palabras lo que quiero. No hay nada en concreto por lo que quiera luchar. Lo que yo quiero todavía no se ha inventado.

Este miedo me enseñará una lección, jamás volveré a contarle a nadie que me siento mal, jamás confesaré una debilidad.

Madurar consiste en ocultar secretos y fingir que todo va bien.

Al final voy a donde voy siempre cuando necesito información sobre algo desconcertante, venenoso y aterrador: la biblioteca.

Con cuatro libros amontonados a mi alrededor, me entero de cómo se llama está sensación: << ansiedad>>.

Ahora agrupo hombres en mi pared: un círculo imaginario de amantes Dylan Thomas fumándose un pitillo, Orson Welles burlándose del mundo, George Orwell, Davie Bowie...

La letra de "Rebel Rebel" y "Queen Bitch" cuando Bowie dice, aullando, que él sabría hacerlo mejor.

Añado letras con un rotulador negro para que diga :<< No renuncies >>, y eso se está convirtiendo en mi leitmotiv.

Después compruebo que mis niveles de ansiedad han descendido bastante.

Me pongo una y otra vez "I Am The Resurrection" de The Stones Roses y me pongo a bailar en la cama con los brazos extendidos, emocionada.

Lo oigo. Me doy cuenta de que no estamos equivocados.

Somos lo que vendrá después.

No hay comentarios:

Publicar un comentario