domingo, 4 de octubre de 2015

Yo no salgo en sus canciones



Estoy preparada para convertirme en una marginada.

Dispuesta a buscar yo sola a mi musa.

La gente con la que él va habla como si estuviera en una película.

El ruido, un ruido como el de un tren que pasa por la estación sin detenerse, pero en lugar de verlo
pasar desde el andén, te plantas en las vías y el ruido se te mete en la cabeza y corre por tus venas.

Con el ruido no puedes discutir, no puede fallar ni caerse, no puedes encontrarle defectos.

Me como este ruido como si fueran bocados de niebla helada. Me lleno de él. Lo utilizo como
energía.

Porque uso la música como combustible y los libros como coordenadas, para saber adónde voy.

Me encantan sus discos: la arrogancia, la euforia.

Pero me da miedo, es como el granuja de mi barrio; paso a su lado con la cabeza agachada con la esperanza de que no me vea.

Las chicas como yo somos invisibles para los chicos de esa clase. Yo no salgo en sus canciones.

Las canciones que él escribe son como conversaciones de borrachos con sus amigos, sobre alguna rubia de portada.

Él también se tumbó alguna vez bajo su cama, consciente de que ya no podía seguir siendo quien era.

Intentando sobrellevar estos años para llegar a un sitio mejor que vamos a tener que construirnos nosotros mismos.

<<Hagas lo que hagas>>, me dijo <<no seas tú misma>>. Eso nunca da buen resultado.

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