jueves, 13 de octubre de 2016

El Nobel

Nobel ese mismo premio que otorgaron a la Unión Europea por defender la paz y concordia.
El mismo Nobel que otorgaron a Barak Obama.
No entiendo de premios, ni tengo capacidad para decidir cual de todos los genios de entre los genios merecen obtenerlo.
Sigo a Dylan desde que cumplí 13 años, a esa edad me enamoré de la portada de Desire.
Mi hermana mayor tenía un novio que escuchaba a Dylan, Rafa, se parecía a Bruce Lee y además tenía una Bultaco, mi hermana tenía 19 años y era muy tonta, así que rompió con Rafa.
Él para reconquistarla le regalo ese disco, que era un tesoro para él.
Mi hermana no volvió a salir con Rafa y el disco acabó tirado en mi cuarto, por aquella época mi hermana sólo escuchaba a Los Pecos y ahora creo que a Julio Iglesias.
Por entonces yo hacía un par de años que tenía una cámara de 8 mm la llevaba conmigo a todas partes, grababa cualquier cosa que para mi fuera interesante (cabe decir que me interesaba todo, hasta como se movían las hojas de los árboles cuando soplaba viento).
En el instituto era la rara, nunca hablaba si no era algo imprescindible e importante, tomaba notas de todo lo que pasaba a mi alrededor, leía libros de forma compulsiva y grababa sin parar.
Había publicado varios cuentos y relatos cortos para amnistía internacional y había ganado un premio de relatos que organizaba coca-cola, llevaba la revista del instituto junto con dos chicos de Cou ( yo era de 1º de BUP) escribía los guiones radiofónicos de Radio Balear para mi amiga Chelo Bustos que a su vez quería ser locutora de radio ( hace 20 años que trabaja en la Cope)
Me decidí a escribir un guión, y con el dinero que había ganado del premio de coca-cola compré película para poder rodarlo, convencí a mis compañeros del instituto y organicé yo misma el rodaje.
El guión estaba inspirado en la portada del disco de Dylan, Desire.
El mediometraje se titulaba “Los Teutones”, el argumento iba de unos tipos muy malos, bastante nazis que querían acabar con la música y la libertad, en definitiva con el mundo.
Mi profesor de Filosofía (del que yo estaba loca y secretamente enamorada) tenía que hacer de protagonista, no me costó mucho convencerlo, en esa época yo era una empollona bastante excéntrica con la que era imposible debatir nada, ya que siempre tenía argumentos.
Accedió a hacer el papel y a vestirse igual que la famosa portada de Dylan.
Estuvimos 15 días grabando al salir de las clases por las tardes, en son Buic, una preciosa ladera en la Bonanova, llena de amapolas rojas y margaritas, con un pequeño bosque de pino y unos búnkers abandonados.
Hoy no existe nada, hace unos años construyeron un hotel de 5 estrellas y arrasaron con todo, el bosque, la ladera de margaritas y los búnkers abandonados.
El rodaje terminó cuando se me acabaron los rollos de película y mi padre se negó a darme dinero para comprar más, la película tiene 53 minutos.
No recuerdo haber pasado un día sin escuchar a Dylan. Hoy al levantarme a las 7,30h. sonaba en mi tocadiscos Union Sundown.
Me ha telefoneado, mi hijo, mi sobrino, mis mejores amigos, compañeros de trabajo, Luis Ortas el que era mi ayudante de dirección en la película del instituto, todos me han llamado cómo si el premio me lo hubieran concedido a mi, y sí, es mío, también lo siento así.
Hoy he escuchado unas frases de Lapido en un podcast de Alfonso Cardenal de la ser, decía que cuando escuchaba a Dylan creía que las canciones hablaban de él, de su vida, de sus rupturas, amores y decepciones. Y mientras escuchaba a Lapido me sentía identificada con lo que decía sentir sobre las canciones de Dylan,  yo también creía que todas sus canciones hablan de mi.
Dudo mucho que a Dylan le importe el Nobel o cualquier otro premio, pero yo desde luego si pudiera le daría todos los premios del mundo por acompañarme a lo largo de mi vida y hacerme volar con sus canciones.

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