viernes, 3 de junio de 2016

Sin grandes posibilidades

Otros se escaparon a toda velocidad, en la noche por carreteras oscuras.
Conversamos durante horas en un bar de las Ramblas, era verano y él hablaba como si llevara mucho tiempo sin hacerlo. Cuando lo soltó todo me acaricio la cara. Entonces él dijo me gustaría estar solo y yo pese a estar borracha entendí.
No sé, es algo que se parece a la Luna llena. Cada palabra es inútil, cada frase, cada conversación. Dijo que quería estar solo.
También yo quise estar sola. En Cantabria o en Palma. La luna. Animales que huyen. La carretera. El miedo. Chicas que en realidad son como moscas.
Hay una enfermedad secreta que lleva mi nombre y aparece de noche. En un lenguaje misterioso significan que la chica solitaria <<no está bien>>.
Y yo quisiera que él supiera por algún medio que la chica solitaria <<lo pasa mal>>, en tierras desconocidas, sin grandes posibilidades de nada.
Baños, sueños, cabellos largos que salen de la ventana hasta el mar. La enfermedad es una estela. El verano de algún lugar, frases carentes de tranquilidad, aunque la imagen que refractan permanezca quieta, como delante de una cámara fija.
Sin grandes posibilidades.
La enfermedad es estar sentada bajo el faro mirando hacía ninguna parte.
No puedes regresar. Este mundo sin papeles en regla es demasiado fuerte para ti. Un mundo que conoces y del que no puedes desprenderte, como un tatuaje.
No puedes evitar el vacío de la misma manera que no puedes evitar cruzar calles si vives en la ciudad.
Aquí la playa se extiende en linea recta hasta el siguiente pueblo.
Me sentaré sola en la terraza del bar, junto a la pista de baile, no será difícil encontrarme.

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